Historia Underground Resistance
Hubo un tiempo, en Berlín (muy) a principios de los noventa, cuando la música de baile electrónica había llegado a su primera madurez y se había transformado en «El sonido de la ciudad de las mil músicas». Siendo el lugar que es, ya se habían realizado serias teorizaciones formales y filosóficas sobre el fenómeno techno y cualquiera con un poco de interés podía haberse enterado por Frank Hartmann de que la repetición del bucle rítmico significa una quiebra con el pensamiento estético kantiano.
En una charla de este jaez, surgió la discusión sobre un texto de la crítica y ensayista Jutta Koether, donde ésta afirmaba que el techno era un sistema músico-social básicamente afirmativo y tirando a conservador, frente al inherente auto-cuestionamiento del indie rock.
La pregunta era: ¿puede la música electrónica transmitir mensajes? ¿Puede ser política? La respuesta provisional más elaborada, ofrecida por el fotógrafo y DJ Kay Itting, fue que el techno «lleva un contenido codificado, un lenguaje sólo descifrable en el entorno global de la pista de baile». Resultaba reconfortante, pero aún así la pregunta quedó en el aire.
Un par de meses más tarde, no recuerdo si en un Mayday o en un Love Parade, nos encontrábamos casi los mismos de la discusión cuando surgió sobre el escenario uno de los grupos más esperados de la noche: Underground Resistance. Era la primera versión, con los grandes Mad Mike, Jeff Mills y Robert Hood. Aparecieron vestidos con monos de trabajo blancos, con una marcialidad muy a lo Public Enemy y desde el primer golpe del ritmo y la catarata de sonidos inmisericordes que lo siguieron, estuvo claro que aquello era altamente político, un mitin furibundo contra el pasado, el presente y el futuro, incluido un terrible Punishment (Castigo) para los espectadores danzantes.
Nuevos himnos de guerra. Aquello era muy diferente del amor a veces atontolinado del house, de la alucinación en espiral del primer trance? Aquello eran los nuevos himnos de una guerra sin sangre pero de una extremada violencia en el choque de las ideas? Sí, aquellos tipos de Detroit, volcados sobre sus aparatos y soltando exordios incomprensibles eran la «Resistencia Subterránea» en un futuro apocalíptico. La pregunta había quedado contestada.
Esto fue hacia 1991. Underground Resistance había sido formado en 1989 por dos semi-veteranos, «Mad» Mike Banks y Jeff Mills. Ambos estaban saturados de rollitos bienpensantes, poco llevaderos en una ciudad tan terriblemente violenta y en decadencia como Detroit. Alguien tenía que reflejar eso y la pareja se puso a ello bajo un nombre que era todo un lema.
Desde el comienzo Underground Resistance nació como un colectivo formado por distintas individualidades que llevaban a cabo sus propios proyectos o participaban en otros comunes. Además de ello, la organización incluye una editorial discográfica: entre los principios básicos de UR se encuentra el de la autogestión.
Pocas sonrisas. Hasta bien entrados los noventa, una noche de UR era un evento semi-anónimo al cual podía comparecer casi cualquier DJ o acto en vivo del colectivo. Además, la gente de UR, haciendo honor a su nombre, nunca ha sido muy propensa a retratarse (tras varios agradables mails con «Mad» Mike-Atlantis solicitándole ayuda gráfica, lo que aquí se ve es todo lo que más o menos existe. Tremendo si se piensa que son docenas de artistas?). No se trata tanto de un misterio artificioso como de estrategia de supervivencia. Con todo, su influencia fue inmensa.
La música de estos principios eran toneladas de ruido y el ritmo monótono del 4X4 que cayó aquella noche sobre el indefenso público berlinés. Andando el tiempo se comprobó que dentro de Underground Resistance había diferentes tendencias, como el minimalismo de Robert Hood, el algo melódico despliegue de Jeff Mills, las querencias jazzísticas y electro de Mad Mike, el dub de Drexciya, el sal-soul santanero de Los Hermanos?
En apariencia UR, desde sus Cuarteles del Caos, ha logrado mantener la energía constituyéndose en refugio de todo aquel con una historia alternativa que contar. Drexciya se afirmaban descendientes de los esclavos enfermos arrojados de los barcos en medio del océano y que dieron lugar a una raza de anfibios-atlantes. En consecuencia, sumergían su música en un ambiente marino y amenazador. Por su parte, Aztec Mystic (alias DJ Rolando) creó uno de los grandes «éxitos» del sello con Knights Of The Jaguar, una evocación de los orígenes étnico-culturales de la población chicana en Estados Unidos.
En 1998, salió la recopilación Interstellar Fugitives que permitía obtener una visión algo más completa de un sello dedicado básicamente a los 12" para las pistas de baile. Ahora sale el Volumen 2, La Destrucción del Orden, distribuido generalmente como dos cedés con su manifiesto correspondiente. Treinta y una piezas de todas las tendencias pero marcadas por un común denominador: la oscuridad de lo underground. Pocas sonrisas.
Publicado originalmente en www.abc.es
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